Tú, mi total paradoja:
-La alegría en mi pesar,
mi gloria en la derrota;
mi tristeza dispersa,
mi nostalgia centrada-,
terminarás tu juego
quemándote en mi flama.
Tus ojos perturbantes,
que descubren mis ansias,
y el fiero desvarío
de tu amor en mis venas
restallando feroz,
son látigo inclemente;
tus labios tentadores,
tus besos seductores,
tu pasión que me turba
en las noches silentes
de flébil pesadumbre,
aullando fieramente
como lobos salvajes
por mis valles dormidos,
caerán en mis redes
en el festín pagano
de mis vértigos locos.
En mis lucubraciones
soy nauta en tus espacios;
un aleteo yo siento
de inquietas mariposas
acosando el silencio,
sacudiendo mi vientre.
Yo sonrío complacida:
En el fuego salvaje
se quemarán tus alas,
porque eres sobre todo
mi total paradoja:
¡ mi gloria en la derrota!